lunes, 28 de enero de 2008

Asalto Por Dignidad a Los Tribunales de Justicia y Oficinas del Congreso

LOYOLA: “EL ARTE ES LA VERDAD PORQUE CREA LO QUE DEBE SER"

DENISE TOURON UNDA
Fotos: Egilda Gómez


Los artistas plásticos no quisieron esperar más. Ayer, Juan Loyola y estudiantes de la Escuela de Artes Plásticas “Cristóbal Rojas” decidieron manifestarse, pero de una manera diferente, como sólo ellos saben hacerlo, a través de la palabra traducida en el arte.

A las puertas del edificio de los tribunales, ubicado en la esquina de Pajaritos, dieron inicio a una protesta que se extendió por casi dos horas. Llegaron al recinto de la justicia venezolana, y entre los colores de la bandera (amarillo, azul y rojo), Juan Loyola se elevó en un discurso que tenía la intención de reivindicar el derecho del venezolano a su libertad, una libertad que no debe ser mendigada, sino ejercida.

Siete jóvenes estudiantes, vestidos de blanco, recordaron las siete estrellas. Cuando irrumpieron en el lugar, rasgaron unas bolsas plásticas llenas de pintura azul, amarilla y roja. Todos se arrastraban en el piso, fundiendo los colores patrios en un tono arcilloso. Las palabras de Loyola avanzaban, y la presencia de las siete estrellas, enlodadas en la pintura arcillosa, pues la acción tricolor ya había desaparecido, remitían al tenso espectador a ver su integridad moral llevada al caos, a la expresión máxima de irrespeto, al ser humano digno de una vida mejor.

El discurso terminó, y los cuerpos yacían en el suelo de una manera triste, destrozadora de las ilusiones más nobles. Pudo haber sido una a “la libertad guiando al pueblo” (Delacroix), pero no, esta vez esa libertad está subyugada por la situación del país.
Y LOS COMUNICADORES SOCIALES...

Ante esta protesta pacífica esperaban, pero, ¿qué esperaban? La respuesta de la Guardia, la DISIP, o Seguridad. Sin embargo, pasó más de hora y media, y nadie actuaba.

Los cuerpos continuaban en el piso, uno sobre el otro; y pronto la pintura comenzaría a intoxicar a los estudiantes, que junto al artista plástico Juan Loyola hacían responsables a periodistas, fotógrafos, de decir siempre la verdad, y por lo tanto “deben velar por nuestra integridad física y moral, repetía una y otra vez el presidente del Centro de Estudiantes de la “Cristóbal Rojas”, José Gregorio Castro.

Los efectos de la pintura comenzaron a manifestarse en los muchachos: temblor en el cuerpo, frío, mareos. Al fin, una juez procedió a una inspección ocular y, preocupada, en primer lugar por la salud de los manifestantes, pidió a la DISIP que tomaran al grupo de personas y los llevaran al puesto de asistencia médica más cercano.

El inspector de la DISIP, Roberto Marcano, se acercó a los artistas plásticos y pidió que no se resistieran. Ya cansados de tanto esperar, y preocupados por uno de sus compañeros, que ya presentaba indicios fuertes de intoxicación, accedieron a ser trasladados al Hospital “José María Vargas”.

Al salir, Loyola gritó consignas a favor de la patria, dio nuevas declaraciones a la prensa y televisión, recordando el pensamiento bolivariano.

LA JUSTICIA SE DETIENE

Por dos horas los tribunales no trabajaron, y en su lugar, Juan Loyola se encargó de refrescar la memoria colectiva, la memoria histórica del valor que representa ser dignos y venezolanos.

Las personas se agolparon en las puertas del edificio situado en la esquina de Pajaritos. Curiosos por lo que sucedía en el lugar, trataban de rescatar las frases que decía el artista plástico y que no podían escuchar.

Con los pensamientos de Bolívar: “Hagamos triunfar la justicia y haremos triunfar la libertad”; “Más vale una libertad peligrosa, que una esclavitud tranquila”; “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella”, Juan Loyola señaló que Venezuela se convirtió en un pueblo golpeado. No se ha hecho justicia con Recadi, el caso de El Amparo y los hechos denunciados por la prensa. Insistía Loyola en que se debe recuperar la justicia, la dignidad y la esperanza.

Hasta que Loyola no abandonó el lugar, los tribunales no dieron inicio a sus actividades.


EL DIARIO DE CARACAS, martes 15 de mayo de 1990.

1 comentario:

AARON HARI ALMEIDA HOLMQUIST dijo...

HACES FALTA MAESTRO JUAN... MUCHA.